Me dediqué a sufrir


Después de tanto tiempo de haber dejado mi alma
Deshecha en mar de llanto, inerme, estupefacta,
Con la mortal herida que permanece intacta
De tu abandono infame que terminó mi calma,

Regresas a pedirme perdón por lo pasado,
Que borre de un plumazo el tiempo transcurrido,
Que todo el sufrimiento lo entierre en el olvido,
Que reconstruya de la nada mi amor asesinado.

No pasa por tu mente ni en mínimo destello
Lo que debí llorarte, mi pena lacerante,
La indescriptible angustia nacida en el instante
En que tú hiciste ruinas de lo que fue tan bello.

El tiempo que ha pasado desde que me dejaste
Me dediqué a sufrir, me acostumbré a llorarte,
Y aunque a adorarte siempre mi alma condenaste
Mi vida te rechaza, mi fe la destrozaste.

No queda ni un espacio en mí para albergarte,
El vacío que dejaste lo ocupa mi tristeza,
Y aunque mi amor por ti reviva en la grandeza
Lo que hiciste de mi vida me obliga a rechazarte.

Mi corazón ardiente con ansias de adorarte
Abrió a ti una ventana de amor y de esperanza,
Pletórico de dicha, ungido de confianza,
A través de esa ventana por siempre tú escapaste.

Penas y alegrías del amor