Lágrimas


Cuando del fondo del alma,
como el más sublime canto,
emerge de pena un llanto
que ahoga y mata la calma,

las lágrimas que humedecen
al corazón torturado
son bálsamo afortunado
de seres que desfallecen.

Si la congoja que angustia
la causa un amor burlado
el llanto así derramado
cobija una vida mustia,

pues no hay llanto más hermoso
que el de un alma traicionada,
son lágrimas matizadas
por un dolor melodioso.

Pero el más triste y más santo,
pues purifica la esencia,
conmueve con su presencia
y es un sagrado llanto;

es el de madre abnegada.
Sus lágrimas santifican
y, aunque nobles, no claudican
ante la pena obcecada.

También hay llanto inocente
que se enjuaga con cariño,
es el llanto de los niños,
son las lágrimas infantes

que humedecen rostros puros
con causa y también sin ella,
son una expresión muy bella
del sufrimiento inmaduro.

Para fortuna del mundo
y del alma sacro manto,
no solo producen llanto
los dolores más profundos,

hay lágrimas que embellecen
cual húmeda melodía,
las del llanto de alegría
que el corazón enternecen

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Penas y alegrías del amor