Mi gran viejo


Este viejo de mi alma
cómo está ahora de cambiado,
el tiempo lo ha trnasformado
y lo ha sumido en la calma.

Tantos años ya vividos
tienen sus sienes plateadas,
y una imagen desgarbada
guarda sueños ya cumplidos;

claras muestras de cansancio
de una desigual batalla
con la vida que no falla
en sus oscuros presagios.

Mi gran viejo el elocuente,
el del apunte contable,
el de genio inaguantable,
el apuesto y elegante,

el que infunde un gran respeto,
el muy buen conversador,
el de pinta de doctor
y el amor de cada nieto.

El tiempo, que es implacable,
marcó huellas en el viejo,
como en un curtido rejo
ya que siempre fue incansable;

y aquella figura esbelta
que arrastró muchas pasiones,
colmó ya sus ilusiones
y hace tiempo está de vuelta,

con su carga de pesares
que es su espalda ya encorvada,
su alma un tanto resignada
olvidó amor y cantares.

Mi gran viejo el imponente,
el del chiste a flor de labio,
el de consejos de sabio,
el siempre condescendiente;

el de vida productiva,
el de tranquilo retiro,
el que dice en un suspiro:
mi misión está cumplida.

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Penas y alegrías del amor